viernes, 17 de abril de 2009


Naufragio de la esperanza

La noche, ese refugio, ese bastión de los sueños al que se amparaban los románticos. La noche era un puente hacia el más allá, hacia la vida eterna que nos espera en la muerte con los seres amados.


En la naturaleza se encontraba la esperanza en la vida eterna. Caspar David Friedrich nos invitaba a contemplar esta naturaleza en sus paisajes. Utilizaba para ello dos planos (no sé si la terminología es correcta), con frecuencia aparece alguna figura contemplando un paisaje sereno y reposado. Esa contemplación, esa meditación es casi mística, es casi un acto de fe. Solo una persona en la cima de una montaña puede llegar a sentir que forma parte de la energía del cosmos.


La religiosidad está muy unida a la naturaleza y al interioridad que se busca en ella. Friedrich llenaba esta naturaleza de simbolismos religiosos y nacionales, de símbolos de muerte y esperanza.
Lo dejó gusito a las

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